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El necesario fin de las noticias costeadas por anuncios

En términos de rentabilidad, la industria del periodismo comercial ha sido históricamente impulsada por la publicidad. Desafortunadamente, con la transición de los periódicos a las noticias en línea, esto también significa que el modelo de negocios basado en anuncios ha contribuido a la actual crisis en este sector.

Mientras que atraer lectores en línea se ha vuelto más importante que cualquier otra cosa, los ingresos por publicidad en los medios han sido apropiados, cada vez más, por Google y por Facebook. De manera que con la saturación de información en Internet, los anuncios ya no pueden proporcionar el mismo valor que solían ofrecerle a los medios de comunicación.

Esto ha llevado a una tendencia general de cantidad sobre calidad, incentivando el contenido barato por encima del periodismo serio. Como resultado, muchas publicaciones de renombre han decidido trazar nuevas estrategias enfocadas en pagos provenientes de sus lectores, en lugar de depender en los ingresos de la publicidad.

Este movimiento parece estar dando resultados: The Guardian ha llegado a más de 400,000 lectores que pagan mediante la combinación de suscripciones con donaciones voluntarias; The New York Times está creciendo con éxito su base de suscriptores digitales, y otras revistas de prestigio están recurriendo cada vez más a paywalls (cobro por acceso completo) en sus sitios y aplicaciones móviles.

Página de contribuciones para el periodismo independiente de “The Guardian”

Una estrategia en la que más pagos provengan de los lectores es tremendamente importante, porque está claro que la propuesta de valor del contenido publicado en el mundo digital ha cambiado. Más aún, esta tendencia sigue el precedente de la industria de la música, que también se ha logrado recuperar a través de modelos de suscripción pagada tras muchos años de estar en declive.

A fines de la década de 1990, los sellos discográficos no adoptaron la tecnología MP3 a tiempo para que los consumidores se acostumbraran a pagar por descargas. Años después, cuando iTunes pudo lograr esto con modestia, ya era demasiado tarde para evitar que las descargas ilegales de música se convirtieran en un problema masivo.

Con la aparición de Spotify y otros servicios de streaming, la industria de la música optó por no cometer el mismo error dos veces: aunque los ingresos de hoy son mucho menores que en la época pre-MP3 de la industria, los sellos discográficos vuelven a mostrar señales de crecimiento. Hoy en día, consideramos que el entretenimiento en Netflix o Spotify es digno de un pago mensual (lo que también nos permite evitar la publicidad).

Pagarle al mensajero

Los principales diarios y revistas del mundo se están dando cuenta de que su supervivencia depende de modelos de negocios que fomenten lo mismo para acceder a un periodismo serio y respetable. Pero también hay razones por las que publicaciones más pequeñas e independientes se beneficiarían de esta tendencia.

El dinero se está integrando cada vez más con nuestra experiencia digital. Esto permite que los “micropagos” sean nuevas fuentes de ingresos para editores de noticias, músicos, artistas, organizaciones benéficas y un sinfín de otras iniciativas.

Brave es un navegador web que ha desarrollado un nuevo tipo de "billetera digital" para este propósito: los usuarios agregan fondos y luego éstos se distribuyen a sitios preferidos a través de los algoritmos del navegador, incluyendo diarios, blogs y otros contenidos audiovisuales.

Por lo tanto, muchos periodistas y editores se encontrarán en una posición en la que la calidad de su trabajo puede ser recompensada de una manera más fácil y más automatizada que nunca. Incluso, si un click o vista de página resulta en un pago directo de varios centavos (independientemente de los anuncios), esto significaría una forma más avanzada y descentralizada de compensar a los escritores, productores de video y otros creadores de contenido informativo.

Para millones de lectores que han estado acostumbrados a cantidades colosales de contenido gratuito durante casi dos décadas, esta conversión quizás no sea fácil. Pero en este momento de la era digital, hay graves problemas con la versión actual de lo que se considera "gratis", incluyendo los titulares engañosos, las noticias falsas y datos personales que se venden a los anunciantes.

Abandonar la cultura de las noticias financiadas mayoritariamente por publicidad es un cambio que podría ayudar a los periodistas dedicados a encontrar más audiencias dispuestas a pagarles por su trabajo, y así recompensar su credibilidad. Esta transición también podría guiar a más lectores hacia información confiable con datos y hechos verificados.

Es posible que una nueva facilidad para pagar por buen periodismo no logre erradicar por completo el sensacionalismo, el alarmismo o las historias manipuladoras del panorama mediático. Pero en el largo plazo, separar noticias serias de contenidos engañosos será cada vez más valioso para el lector. Por ello, una creciente adaptación a formas innovadoras de pagar por este servicio no debería de tomarnos por sorpresa.