Airbnb y los límites del turismo urbano
El surgimiento de Airbnb como un elemento disruptivo tanto en la hotelería como en el sector inmobiliario no tiene precedentes.
Con aproximadamente 150 millones de usuarios en todo el mundo en junio de 2018, la aplicación ha monetizado miles de espacios de vivienda para sus propietarios, al ofrecer opciones más asequibles o geográficamente convenientes para sus visitantes.
Al conectar a viajeros con habitaciones en sus destinos deseados, Airbnb ha permitido que el turismo florezca en lugares donde los hoteles son caros o no disponibles.
Esta plataforma también ha creado una nueva forma de "turismo social", donde anfitriones y visitantes reciben evaluaciones y calificaciones para establecer confianza entre las partes. El concepto de Airbnb se ha vuelto tan popular que ahora enfrenta competencia de otros sitios populares de alquileres de vacaciones.
Al mismo tiempo, este éxito ha contribuido a un tema polémico: el encarecimiento de los alquileres para residentes de barrios donde los espacios de Airbnb son altamente codiciados.
Vivienda inasequible
Para muchos propietarios en zonas transitadas, los alquileres de corto plazo suelen ser mucho más lucrativos que los mensuales para inquilinos. Por lo tanto, ofrecer apartamentos o edificios enteros exclusivamente como opciones de Airbnb se ha convertido en una práctica común.
Particularmente en áreas que son densamente pobladas, el suministro de vivienda se ve disminuido, y el correspondiente incremento en alquileres puede volverse imposible de costear.
Sumado a otras formas de especulación inmobiliaria, este fenómeno está obligando a muchos residentes a irse de sus vecindarios, lo que se ha convertido en un tremendo problema para distintas ciudades.
El precio de la densidad
Barcelona es un ejemplo de la tensión entre herramientas innovadoras como Airbnb y las consecuencias que éstas pueden tener sobre la disponibilidad de viviendas.
La ciudad ya ha introducido una medida llamada PEUAT para hacer que la oferta de Airbnb esté sujeta a un número limitado de licencias, implementando límites estrictos en las áreas más densas.
Ciertas zonas de la ciudad están tan saturadas que si una licencia de Airbnb no se renueva en una de ellas, no se le puede dar a otra localidad en la misma vecindad: se debe otorgar a un piso en una zona de baja densidad.
Esto dirigiría futuras unidades de Airbnb hacia los vecindarios donde más turismo tendría un bajo impacto en los alquileres, en lugar de lo contrario.
"Sobreturismo"
Esta medida refleja el creciente malestar respecto al "sobreturismo." En los últimos años, los destinos que atraen a millones de turistas se han vuelto cada vez más concurridos y contaminados, en detrimento de sus residentes, sus recursos y su medio ambiente.
Con una cantidad crítica de unidades de vivienda siendo dedicada a los alquileres de corto plazo, sería entonces irresponsable ignorar el impacto del turismo sin control en miles de personas y sus circunstancias de vivienda.
La gestión de la viabilidad e impacto de las aplicaciones de alquileres es una tarea compleja y multidimensional. Pero con tantas ciudades luchando contra la escasez de viviendas asequibles, la indigencia y la presión poblacional, es imperativo trabajar hacia estrategias novedosas que fomenten mecanismos transparentes y dinámicos para la fijación de precios y la distribución de licencias de pisos turísticos.
El caso de PEUAT en Barcelona muestra cómo las estrategias de densidad pueden ser un nuevo mecanismo de "fijación de precios de congestión" donde el espacio es escaso, además de mitigar la presión del turismo sobre los inquilinos, el ambiente y los servicios públicos.
El cálculo para la industria del turismo ha cambiado: para muchos destinos de renombre, aumentar las llegadas de turistas ya no es un objetivo deseable. En la era de Airbnb, la calidad y la sostenibilidad son prioridades a mantener en el largo plazo.